Tomamos y tomamos, hasta que a cierta hora ya decidimos jalar a dormir. Al cerrar los ojos, vi esto:
Karen estaba sentada en un callejón y alguien le daba 3 chicles Bubbaloo de LSD. Uno era anaranjado, otro verde y el último rosado o amarillo, no recuerdo. Ella se metía el anaranjado a la boca, pero esa persona le decía que ese era el peor. Yo me comí otro de esos, tambiñén anaranjado, y casi de inmediato vi cómo los edificios empezaban a cambiar de color como camaleones, adquiriendo nuevas tonalidades a voluntad. El cielo se ponía negro cerrado, como si fuera una mancha de tinta, y por él empezó a circular un número de naves que estaban en guerra, disparándose rayos láser rosados.
Todo eso lo vi en 1024 x 768. Ojalá se repita.
2 comentarios:
muchos queremos probar hasta donde podemos llegar, saltarse lo convencional siempre que no perjudique a nadie es divertido!!!
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