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¿Hay problema, Willy?

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Mae, la vara es que...

Estando más aburrido que autista en charla motivacional y con la lengua más picada que servicio sanitario de abeja africanizada, me propongo narrar un poco de las idioteces gloriosas y las no tanto, que a menudo me acontecen. Para empezar, el comienzo: por el momento breteo en una oficina de arquitectura en Ciudad de Guatemala. La oficina es de pequeña a mediana, y así son los bretes que caen en la oficina: de pequeños a medianos, aunque ocasionalmente a este can le cae un fragmento óseo considerable. La experiencia breteando acá ha sido positiva, aunque el adjetivo más cercano sería ecléctica. Ha habido proyectos interesantes (por ejemplo, la remodelación de 2 tiendas Kodak que sigue en veremos...), proyectos que prometían (remodelaciones, más que nada), y también hay momentos para cercenarse la yugular aunque sea con una gilette más oxidada que ancla de panga. También ha habido viajes laborales (esa extraña sensación que es viajar, es siempre motivo de felicidad), a El Salvador (que por estos días es el Schnauzer de Washington (triste síndrome de los países pobres es andar oliendo culos gringos), adentro de Guatemala, y una posibilidad laboral en Costa Rica. Lo bueno de bretear en lugares pequeños es el hecho de que es más fácil ser apreciado, crecer y cobrar relevancia. Lo malo es que los trabajos son pequeños, los clientes (no siempre, ojo) tienden a ser más conservadores, y el salario es más reducido. Pero en palabras de don William Lamberth (es un don que rellena cartuchos de tinta por la UCR), todo comienzo es difícil. Amén.

1 comentario:

It´s all about me dijo...

diablo, ese verbo BRETEAR, que nunca lo he oido, ahora es tiempo para aprender algo nuevo...