próxima parada: Melmac

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¿Hay problema, Willy?

sábado, 17 de marzo de 2007

Can occiso


El fin de semana pasado estábamos ROM (mi padre), Karen y yo en un café en Panajachel sentados viendo el tiempo pasar cuando se aproximaron 2 perros. Repentinamente uno de los 2 se acalambró por completo, se puso totalmente rígido, se acomodó... ¡y se murió! ¡Delante de nuestros ojos!

No recuerdo nunca haber visto un ser mayor a un insecto morir frente a mí, es una situación tan rara, en la que uno se llena de compasión, resignación, pero finalmente de humor negro, al ver que el tiempo sigue su curso inmutable, como si NADA hubiera pasado, como si no hubiera perdido uno de sus integrantes.

Y lo tragi-cómico es que cuando uno muera, será todo exactamente igual: al principio, un shock, un estupor, pero eventualmente las aguas seguirán su curso hacia el mar, como fue siempre. Cada día entiendo menos la vida.