La primera venida del AntiCristo

Ahora resulta que un puertorriqueño (tierra del reggaetón... ¡país de ilustres!) se hace llamar el AntiCristo. Qué ride, pero hasta ahí, todo bien. Que tiene seguidores: ¡muy bien! O sea que no es tan baboso. Que se tatúan el 666: diay allá cada quién lo que hace con su pellejo, total un 666 no es más que un 999 al revés, ¿o no?

Todo empezó cuando el mae se le ocurrió anunciar que tenía intenciones de venir a Guatemala. Guatemala no es el islam, ok, pero definitivamente es un país conservador en el ámbito religioso, y muy á là latinoamericana, su supuesta separación de iglesia y estado se queda casi siempre en el papel.

Si hay un caos de cualquier índole, se le pregunta a monseñor, o sea, como si el mae lo supiera todo, o es más, como si la opinión del mae fuera necesaria en todo. Cuando este AntiCristo dijo que pensaba venir acá, por supuesto que a todo mundo se le paró el pelo, y ahora resulta que el ilustre Congreso de la República pasará una ley que veta la entrada al país de cualquier persona que pregone creencias contrarias a Dios.

Qué mal porque:

1. Los ateos ya no podrán ir a Tikal.
2. Se permite legalmente perseguir a alguien por su credo religioso (o ausencia de este), en clara violación de la Carta Magna.
3. Se restringe la libertad de culto (mientras cientos de iglesias pseudo-evangélicas pululan a costillas del diezmo).

Además:

Yo no soy alguien religioso pero no entiendo el miedo porque Salmos dice:

"Aunque pase por oscuras quebradas
no temo mal alguno
porque Tú estás conmigo..."

O sea:
¿Cuál es el miedo?

¡DIGAMOS SÍ AL ANTICRISTO EN GUATEMALA!!!


Otra lectura:
http://www.prensalibre.com/pl/2007/abril/05/167588.html